Llevamos pocos años intentando comprender el espacio infinito, poco tiempo teniendo en cuenta los años de ventaja que nos saca el universo. Aunque hay que admitir que, desde siempre, nuestra curiosidad por lo desconocido nos ha llevado a alzar la mirada al cielo oscuro y a crear mitos y leyendas que explicasen las lluvias de fuego, la desaparición diaria del Sol o su oscuridad total en segundos.
Desde que el hombre llegó a la Luna hace poco más de 40 años, ha habido cambios. Hemos vivido una, yo diría varias carreras espaciales; el abandono de nuestro satélite, no por aburrimiento sino por afán de conocer; hemos girado la mirada hacia Marte y hemos despedido a los mayores vehículos espaciales de la historia, los transbordadores Endeavour y Discovery que en pocos meses ocuparán un espacio en los museos.
La exploración del cosmos y de nuestro entorno más cercano avanza rápidamente. Gracias a nuevos observatorios y a la cada vez más sofisticada instrumentación espacial, hemos obtenido información vital sobre el universo más temprano, más frío o más energético.
¿Qué buscamos? Además de la exploración masiva del planeta rojo, lo que se busca son exoplanetas que podrían albergar vida, algo difícil de momento. Marte y otros cuerpos del Sistema Solar son claves, y a ello dedicaremos la mayoría de nuestros esfuerzos. Aunque se sueñe con auténticas colonias humanas marcianas, aún hay mucho que resolver para lograrlo.
La investigación ha cambiado, aunque se mantiene la búsqueda de entornos prebióticos como los que pudo tener la Tierra hace mil millones de años, y la búsqueda de vida, que pasa por encontrar agua en el espacio en forma líquida.
Ya no confiamos en encontrar la famosa vida inteligente, aunque sí muy especializada y puede que tremendamente extraña, aunque eso está por ver. ¿Y dónde puede estar esa vida? Científicos de todo el mundo llevan años intentando encontrar supertierras en otras estrellas. En estos planetas podrían darse las condiciones fisicoquímicas para albergar vida, aunque esa vida quizás no mande mensajes. Esos planetas, similares a la Tierra, podrían aparecer en cualquier momento detectados por los ojos del Telescopio Europeo Extremadamente Grande.
Un sinfín de nombres vigilan el espacio y colaboran en esa misión, como los observatorios Planck,Hubble, o nuestra cazadora de cometas, la sonda Rosetta, cuya próxima estación le llevará a 600 millones de kilómetros de la Tierra.
Todo son preguntas, no nos engañemos, sabemos mucho, pero queda mucho más por saber.